jueves, 4 de diciembre de 2008

Porque al fin y al cabo, se está para lo bueno y lo malo.


No es fácil mantenerte al margen e indiferente ante situaciones en las que alguien que quieres no está bien. No lo es. Ni siquiera es cuestión de facilidad. Se trata de ser consciente de que alguien te necesita a su lado, reclama tu apoyo y un hombro en el que llorar.
También da la casualidad de que no es “alguien” cualquiera, resulta que se trata de una de las personas más importantes e indispensables en tu vida, que tiene en sus manos parte de tu felicidad, y si esa parte no está bien tú tampoco lo estás… Se trata de tu otra mitad, de la que dependes para seguir adelante y de la que si no está contigo ya no sigues siendo tú porque te falta algo esencial para vivir y ser feliz. Esa persona es mi mejor amiga. Mi tesoro más preciado, la niña de mis ojos, uno de los pilares básicos en mí día a día, por aquella que sonrío y lloro, por la que doy lo que sea, incluso la vida si es necesario. Por la que renuncio a mi bienestar por el suyo, por la que necesito por encima de cualquier otra persona, por la que no dejaré caer nunca, y si cae, caeré junto a ella. Por una de las cosas más bonitas y valiosas que Dios ha sabido regalarme en esta vida, por una de las mejores personas que conozco y tengo… Sencillamente por ser ella, mi otra mitad, mi simetría, mi “media naranja”, la parte que me complementa…

Es tal la impotencia de querer a una persona en esta medida, y sientas al verla en tal situación que no sirves de ayuda, que no consigues hacerla sonreír cuando verdaderamente más lo necesita, que tus palabras y consejos no surjan efecto en su conciencia y razón…Que incluso te desvives por ella y su bienestar, porque esté bien y te sirva para estarlo tu a la vez aunque tu situación sea extrema, que sea una de las razones que te sirvan para seguir adelante y continuar cuando lo más sencillo sería quedarse ahí, estancado, siguiendo en la misma línea de desesperación y angustia…

Razones para no seguir hay demasiadas como para dejarse llevar por ellas. Motivos por los que continuar son pocos y selectos; exactamente un círculo muy pequeño en las que se encuentran aquellas personas que de verdad te quieren, te aprecian y les importas.
Únicamente limítate a sentir todo aquello que te transmite aquella gente que te necesita y en realidad te quiere, no en aquellas que fijen sentir y terminan destrozándote la vida.

No tengo mucho más que decir porque no lo se expresar en palabras. Sabes que siempre he sido más de actos que de “boquilla”, tan solo decirte por último que aunque sea por una vez, me hagas caso en aquello que te digo y aconsejo; limítate a aquellos que te VERDADERAMENTE te demuestran y transmitan, no en los que a la primera de cambio te dejen tirada y fijan que les importas.

Porque dijimos SIEMPRE, y pase lo que pase, NUNCA te dejaré caer.
Te quiero.

Todo llega, todo pasa.



Has entrado y salido de mi vida como si de un sueño se hubiese tratado.
Llegaste, me hiciste disfrutar hasta llegar a amarte, y te fuiste.
Sigo forzando el volver hacerte regresar. No has vuelto como acostumbrabas a hacer cada noche, quizá halla sido por no volver a haber dormido desde entonces.

No sales lo que te hecho de menos, ni lo que te necesito...

jueves, 8 de mayo de 2008

Por y para siempre.

No me siento con ganas de afrontar el día, el mundo, si tú no estás a mi lado. Necesito
despertarme abrazada a tí y que seas lo primero que vea cuando despierte... Y sin
verte ni tocarte, siento como permaneces en silencio, mirándome, cómo sin hablar
me dices que nunca dejaré de serlo todo para tí, en tu vida. Aferrarme a tu mano es
lo único que me queda en estos días. Te necesito más que nunca, mi amor. No me
equivoco si estoy segura de que mi felicidad está en la palma de tu mano, de que sin
tí ya no siento, de que después de ti ya no hay nada... Besos, carícias... Somos uno solo,
por y para siempre, nunca te dejaré caer.

miércoles, 7 de mayo de 2008

Te quiero, eso es todo.

Camino por tu espalda hasta llegar a tu cuello. Allí me instalo y te declaro todo mi amor por ti. Tu mano aferrada a la mía, mi pecho contra tu pecho, somos uno. Podría pasarme en ti las horas, los días, las semanas con tal de no separarme ni un momento de ti. Me abrazas, me besas y prometes que nada de esto tendrá final, que lo soy todo para ti. Me gustaba columpiarme en tus pestañas, tú prefieras acariciar palmo por palmo mi cuerpo. Todos y casa unos de los sentimientos que afloraban no eran uno ni dos. Aun los recuerdo como si aun te esperase tumbada en la cama con una amplia sonrisa en la boca, como por entonces lo hacia. Ahora, tras varios meses, no hay quien consiga volver a hacerme sonreír. Tus manos ya no se enredan en mi pelo, tus labios no han vuelto a rozar los míos, tu voz ya no resuena en mis oídos… No has querido regresar y volverme a hacer sentir. Siento haberme olvidado de que existo por pensarte a cada segundo que pasa. Siento haberte querido como nadie lo ha hecho ni lo hará. Siento haberte dado lo mejor de mí, o al menos haberlo intentado. Siento haber intentado tu felicidad, espero que al menos haya servido de algo aunque no sea conmigo con quien la compartas. Siento haberte conocido, pues ahora no habrá quien te remplace, quien ocupe tu lugar. Siento no volver a sacarte de mi cabeza aun intentándolo como lo estoy haciendo. Siento haberte amado…